El proceso hemostático
Los vasos sanguíneos que constituyen el sistema circulatorio incluyen arteriolas (las arterias más pequeñas) y vénulas (las venas más pequeñas) conectadas por capilares (el más pequeño de todos los vasos sanguíneos). Las células sanguíneas, incluidos los glóbulos rojos y las plaquetas, normalmente no tienen tendencia a adherirse entre sí o al revestimiento (endotelio) de los vasos. Sin embargo, una lesión demasiado leve para romper un vaso puede provocar una reacción hemostática que haga que las células sanguíneas se adhieran unas a otras. Después de una lesión tisular menor, puede haber contracción parcial de los vasos y adhesión plaquetaria en capas sucesivas en el punto de la lesión. Se forma una masa plaquetaria que crece hasta que bloquea, o casi bloquea, el vaso. A veces esta masa plaquetaria se descompone y luego se reforma, un ciclo que se repite tal vez muchas veces. Estas masas consisten en plaquetas mínimamente alteradas. Incluso estas lesiones leves causan desprendimiento de algunas células endoteliales del vaso y la exposición de capas más profundas a las que se adhieren las plaquetas.
Si el vaso se corta para que se escape la sangre, la reacción hemostática es diferente. En los vasos musculares puede haber contracción y estrechamiento inmediatos del vaso, pero esto generalmente solo minimiza la pérdida de sangre. Una masa de plaquetas activadas se adhiere al sitio de la lesión del vaso (un tapón plaquetario) y normalmente detiene el flujo de sangre fuera del vaso. A diferencia de las plaquetas que circulan en la sangre y las que se adhieren a lesiones tisulares menores, estas plaquetas han sufrido un cambio bioquímico y morfológico característico de la activación plaquetaria, un proceso que incluye la secreción del contenido de gránulos plaquetarios en la sangre circundante y la extensión de pseudopodios. Entre las plaquetas se desarrollan haces de fibras de fibrina (coagulación). Estos cambios ocurren cerca del colágeno dañado, la proteína fibrosa que se encuentra en el tejido conectivo que subyace a la célula endotelial. Más tarde, se produce la curación normal de la herida. Las plaquetas posteriormente degeneran en una masa amorfa y después de varios días, la fibrina misma se disuelve (fibrinólisis) por una enzima, la plasmina. El coágulo de fibrina es reemplazado por un marco permanente de tejido cicatricial que incluye colágeno, y la curación es completa.
La respuesta hemostática normal al daño al endotelio vascular se puede organizar en cuatro etapas: (1) vasoconstricción inicial, (2) agregación de plaquetas sobre y alrededor de la lesión y formación de un tapón plaquetario, (3) activación de las reacciones de coagulación, y (4) activación de la fibrinólisis.