Este artículo examina el estado de la teorización conductual actual sobre la etiología de los trastornos de conducta en niños pequeños y propone un nuevo modelo de aprendizaje social cognitivo. Un trastorno de conducta incluye la no conformidad con las reglas sociales, la inmadurez y la agresión, y predice el comportamiento antisocial posterior. El modelo existente, la teoría de procesos familiares coercitivos, ha sido de valor heurístico, pero los datos acumulados no proporcionan evidencia convincente en apoyo de sus hipótesis causales. La teoría de la coerción es, filosóficamente, un paradigma operante cuyas suposiciones fundamentales pueden restringir la investigación básica al limitar la investigación a lo directamente observable. También impide la incorporación de los avances recientes en psicología cognitiva y del desarrollo. Este artículo describe un modelo alternativo en el que un trastorno de conducta se conceptualiza como una desviación de la maduración normal determinada por la interacción de la persona, el comportamiento y el entorno. Se plantea la hipótesis de que las interacciones no sincrónicas entre padres e hijos establecen una plantilla para futuras relaciones desordenadas, deterioran el modelado abstracto de los valores culturales y restan importancia al impacto de los esfuerzos de socialización del adulto.