Resumen
PIP: Millones de mujeres están circuncidadas en todo el mundo, y ahora el personal de salud danés se enfrenta a este problema debido al gran número de inmigrantes y refugiados que entran en el país. La circuncisión se practica entre la gente de Somalia, donde la infibulación tradicional, la forma más severa, ha sido generalizada. Según la Organización Mundial de la Salud, hay alrededor de 80 millones de mujeres que han sido circuncidadas, algunas más que otras dependiendo de la cultura en la que viven. Se trata principalmente de un fenómeno africano que se remonta a la época de los faraones. En 1981, la autoridad sanitaria danesa emitió un aviso a los médicos para que no practicaran la circuncisión. En cambio, en 1993 dejó en manos del médico la evaluación de si el procedimiento debía realizarse después del parto. Esto plantea el dilema de interferir en la cultura de otras personas, lo que afecta su identidad y su concepto de feminidad, sin importar cuán brutal sea la práctica. En Somalia, una mujer circuncidada se considera poco atractiva y poco estética. Se practican tres formas de circuncisión: 1) la sunna es la forma más leve, 2) la escisión o cliterectomía, 3) la infibulación o circuncisión faraónica, la operación más mutiladora que se repite después de cada parto. Algunos médicos daneses están a favor, mientras que otros están en contra, de realizar la infibulación después del parto. La infibulación representa el mayor riesgo para las relaciones sexuales, el embarazo y el parto. En Alborg, las enfermeras han tratado de convencer a las mujeres somalíes de que cambien de práctica por medio de la educación y la instrucción. La circuncisión se produce principalmente en relación con los ritos de la pubertad en los países subsaharianos. En Egipto, Sudán y Somalia, las niñas sufren infibulación a los 8-10 años de edad. Las complicaciones a menudo ocurren: dificultad para orinar, sangrado, quistes o inflamación crónica que puede resultar en infertilidad, así como consecuencias psicológicas.