Se reportan las solubilidades de colesterol de 37° en más de 50 disolventes, incluidos los n‐alcanoles homólogos a través del dodecanol y los carboxilatos de etilo homólogos a través del undecanoato, y las solubilidades de β‐sitosterol de 37° en los n‐alcanoles a través del decanol. Además, se obtuvieron datos de solubilidad para el colesterol a 7, 17 y 27° en la serie de alcohol. Estas mediciones permitieron calcular los calores de solución para el colesterol en los alcanoles, que oscilan entre 7,5 kcal para el metanol y 4,3 kcal para el decanol y que tienden a disminuir, aunque de forma irregular, al aumentar la longitud de la cadena de alcanol. Se observó un máximo de solubilidad en todas estas series para ambos solutos entre una longitud de cadena de seis y siete. Se observó un patrón de solubilidad alternante sorprendentemente irregular, impar‐par para el colesterol en los alcanoles a las cuatro temperaturas. La evidencia experimental indicó que este patrón se debía a cambios cristalinos inducidos por solventes, presumiblemente formación de solvatos, en cada solvente de alcanol a través de C10. En general, los estudios de solubilidad evaluaron la utilidad de los disolventes para disolver el colesterol y, por lo tanto, los cálculos biliares de colesterol. Para estos fines, se realizaron algunos experimentos de disolución limitados, que indicaron que la velocidad de solución está directamente relacionada con la solubilidad medida en disolventes orgánicos. El comportamiento de disolución es, por lo tanto, diferente de las soluciones de sales biliares micelares, en las que una barrera interfacial significativa controla la cinética.