La codeína es un derivado del opio que se utiliza para tratar la tos (es un antitusígeno). El jarabe Toseína o los comprimidos de Dolocatil, por ejemplo, contienen codeína, la cual además tiene propiedadades analgésicas. Este fármaco, que puede ser adictivo y del que conviene no abusar, ha demostrado ser efectivo en el dolor agudo, sobre todo en combinación con otros analgésicos como el paracetamol. Pero también es utilizado en ambientes de ocio por jóvenes que buscan el ‘colocón’.
Mezclando jarabe para la tos (que contiene codeína o prometazina, ambos antitusígenos) con refrescos como ‘Sprite’ consiguen crear la bebida ‘purple drank’ o ‘lean’, «algo que está ligado a subculturas del rap, como el trap», según cuenta Núria Calzada, coordinadora de Energy Control, un proyecto de reducción de los riesgos asociados al consumo recreativo de drogas dela oenegé Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD). Artistas como Kidd Keo aparecen en sus videoclips consumiendo ‘purple drank’; el rapero Mac Miller, exnovio de Ariana Grande y fallecido el año pasado por sobredosis, era consumidor de esta mezcla casera.
Aun así, Calzada señala que la práctica de consumir mezclas como ‘lean’ está «poco extendida» en España. Su uso se da principalmente en EEUU. «A Energy Control ha llegado alguna consulta puntual y se habla en algunos ámbitos muy concretos de forma ocasional. Pero no hay un abuso suficientemente notable como para que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) haya considerado una solución proactiva», dice la coordinadora de Energy Control, quien señala que la codeína, como fármaco, pertenece a la categoría «más baja» de control de dispensación de fármacos vendidos con receta. «Parece que ahora algunas farmacias se lo piensan más a la hora de vender un jarabe con codeína, pero seguramente es más atribuible al ligero sensacionalismo mediático que envuelve el fenómeno que a un incremento de su consumo recreativo», opina.
En el 2015, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) publicó una serie de restricciones en el uso de la codeína y desde entonces recomienda no utilizarla en menores de 12 años, en mujeres durante la lactancia ni en pacientes de entre 12 y 18 años con problemas respiratorios.
No hay «repuntes» de consumo
Desde el 1 de julio del 2017 hasta ahora, en Catalunya ha habido al menos 84 casos de mal uso (o, como mínimo, sospechas de mal uso) de la codeína, según han notificado diferentes farmacias del territorio. El Observatori de Medicaments d’Abús (OMA), órgano de vigilancia epidemiológica integrado en la Xarxa de Farmàcies Sentinella y coordinado por el Consell de Col·legis de Farmacéutics de Catalunya y por la Conselleria de Salut, tiene por objetivo actuar en la detección del abuso o uso desviado de medicamentos con finalidades no terapéuticas. Estas 84 sospechas de mal uso de la codeína representan el 20% de las 418 notificaciones totales que las farmacias centinela han detectado.
El Col·legi de Farmacèutics de Barcelona (COFB) ha detectado «ningún repunte» en el consumo de la codeína. Fuentes del COFB señalan que el perfil del usuario identificado por la Xarxa de Farmàcies Sentinella haciendo mal uso de la codeína corresponde a una «franja de edad de entre los 25 y 35 años» y «a partir de los 45 años». No hay una «diferencia significativa» en cuanto al género. Según el COFB, los otros medicamentos de los que también tiende a hacerse mal uso son el metilfenidato (un estimulante), las benzodiacepinas (ansiolíticos), el tramadol (un analgésico opiáceo) y el dextrometorfano (otro antitusígeno y análogo a la codeína).
El jefe de la Unitat de Conductes Addictives del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Gual, valora como «pocas» las 84 notificaciones de mal uso de codeína registradas por las farmacias centinela, por tanto no hay motivos para la alarma, como sí ocurre en otros países. En esta unidad del Clínic es frecuente tratar casos de pacientes que toman codeína mezclada con paracetamol. «Es habitual que pacientes crónicos, con cuadros de dolor, se enganchen a la codeína, algo que les acaba provocando otro problema», dice Gual. El médico explica que las adicciones a los opioides se produce «básicamente» en gente adulta.
Otros opioides
Según el doctor Gual, hay diferentes fármacos con opioides, y la codeína no es precisamente el «más peligroso». «Los más peligrosos son la tramadol y el fentanilo. Este último es el responsable mayor de la campaña masiva de muertes en EEUU y Canadá», señala el médico. De hecho, advierte el doctor, el tramadol y especialmente el fentanilo (opioides sintéticos con efectos analgésicos, muy similares entre sí) están generando, en España, «más problemas» que la codeína, debido a que en los últimos años la industria farmacéutica ha hecho «mucha promoción» de ellos. «La epidemia de tramadol y fentanilo sí está llegando a España.epidemia Mucha gente con dolor crónico toma esta medicación de forma incorrecta y, si además hay alteraciones emocionales, se enganchan», dice Gual.
El médico matiza que, aun así, en España esta problemática no tiene la magnitud de los EEUU. En Norteamérica, insiste, hay una «epidemia brutal» que tiene «muy preocupadas» a las autoridades y que incluso está haciendo «disminuir» a la esperanza de vida de la gente blanca estadounidense por primera vez en la historia. Según el COFB, de las 418 notificaciones registradas desde el 2017 por las farmacias centinela en Catalunya, 33 han sido por mal uso o sospecha de mal uso de tramadol y una por fentanilo y análogos.
«El perfil de los pacientes enganchados a opioides es una persona de más de 50 años, la mayoría mujeres, que comienza a tomar codeína por prescripción médica, ya que este medicamento tiene un efecto psicoactivo. Normalmente las personas que se enganchan a él tienen problemas de dolor», dice el jefe de Conductes Addictives del Clínic. «Así como en los 80 la epidemia de la heroína se dio en un ambiente social permisivo y afectó a gente joven, aquí estamos hablando de gente adulta, con una patología orgánica dolorosa y un mal estado anímico. Es un panorama muy diferente».
En cuanto a los jóvenes, que son quienes hacen un uso lúdico (aunque «anecdóctico» y «puntual») de la codeína, estos suelen llegar al Clínic con adicciones a otras sustancias. «En el hospital vemos gente joven con intoxicaciones por cannabis o alcohol, sobre todo», concluye Gual.