Una mujer de 52 años se presentó en el departamento de emergencias quejándose de dolor torácico y epigástrico atípico. Aunque su examen neurológico fue completamente normal, su ECG reveló inversiones profundas y simétricas de la onda T en todas las distribuciones vasculares, consistentes con ondas T neurogénicas (Figura 1). Cincuenta minutos después del ECG inicial, el paciente desarrolló hemiplejía del lado izquierdo, caída facial, desviación ocular y hemineglección. La tomografía computarizada (TC) de cabeza inmediata sin contraste reveló una densidad en la distribución de la arteria cerebral media derecha (Figura 2). La angiografía posterior confirmó la presencia de trombo en el origen de la arteria cerebral media derecha (signo de arteria cerebral media hiperdensa) que persistía a pesar de la administración de activador del plasminógeno tisular intravenoso e intrarterial (Figura 3). La revisión posterior de la tomografía computarizada mostró hipodensidad de la ínsula derecha, lo que sugiere que esta área había sido isquémica durante más tiempo que el paciente había tenido síntomas neurológicos. Se ha sugirido1 que la corteza insular derecha desempeña un papel importante en el desarrollo de ondas T neurogénicas a través de su regulación cardiovascular autónoma. Sospechamos que un pequeño trombo que afectaba solo a la corteza insular derecha fue responsable de los cambios aislados en el ECG de la paciente y prefiguró su accidente cerebrovascular agudo más grande y devastador.
Revelaciones
Ninguno.