¿Mi Hijo Está Bien? Señales de Advertencia de que los Niños y Adolescentes están Estresados Por la COVID-19

Este artículo fue publicado previamente el 18/10/2018.

Cómo Saber si Su Hijo está Luchando, Además de 5 Maneras en que Puede Ayudar

La crisis de salud de la COVID-19 ha provocado muchos cambios en la vida diaria, y los niños saben que las cosas son diferentes. Al igual que los adultos, los niños y adolescentes también experimentan estrés. Si bien pequeñas cantidades de estrés son una parte normal de la vida, algunos jóvenes pueden tener respuestas preocupantes a rutinas interrumpidas, cierres de escuelas, distanciamiento social, cancelaciones de eventos e hitos perdidos.
Reaccionar negativamente a los acontecimientos actuales, el estrés escolar u otros factores estresantes comunes puede llevar a una disminución del rendimiento académico, el aislamiento social e incluso a una disminución de la salud mental. Los padres, los miembros de la familia y los mentores a menudo son los primeros en reconocer los signos de estrés en los niños y ayudarlos a aprender habilidades para enfrentar situaciones difíciles.

Signos Físicos y Síntomas Emocionales de Estrés

Los niños y adolescentes pueden mostrar signos físicos, emocionales y conductuales de estrés. Estos signos son relativamente consistentes en niños de todas las edades; sin embargo, algunos indicadores son menos obvios que otros. Preste especial atención a cualquier cambio repentino en el comportamiento o a las quejas inusuales que su hijo le plantee.

Signos físicos de estrés en niños

  • Dolores de cabeza
  • Malestar estomacal
  • Dolor de pecho
  • Palpitaciones cardíacas o aumento de la frecuencia cardíaca
  • Insomnio
  • Pesadillas
  • Enuresis nocturna
  • Disminución del apetito, comida cómoda o atracones
  • Fingir estar enfermo para evitar actividades

Síntomas emocionales de estrés en niños

  • Ansiedad
  • Cambios de humor
  • Inquietud
  • Pegajosidad
  • Miedos nuevos o recurrentes
  • Aumento del llanto, la ira, la terquedad o la agresión
  • Disminución de la concentración o motivación
  • Reacciones emocionales excesivas a incidentes menores
  • Regresión hacia comportamientos reconfortantes desde la primera infancia (p. ej. Chuparse el dedo, morderse las uñas, dormir con un animal de peluche)
  • Aislamiento social, abstinencia o falta de voluntad para participar en actividades que antes disfrutaba

Factores estresantes comunes en niños y adolescentes

Si nota alguno de los síntomas físicos, conductuales o emocionales del estrés, tómese un minuto para considerar qué puede estar causando estas reacciones. El estrés en los niños es causado comúnmente por cambios significativos en la vida, tanto positivos, como comenzar un nuevo grado, como negativos, como la agitación familiar o el acoso escolar.
Para ayudarlo a solucionar posibles causas, hemos enumerado las tensiones familiares, académicas y sociales comunes que los niños de todas las edades pueden experimentar. Mientras lee, recuerde que todos los niños son únicos en lo que les resulta estresante. Los niños más pequeños, los preadolescentes y los adolescentes reaccionan de manera diferente a los desencadenantes en su entorno. Por lo tanto, un incidente que cause estrés a un niño de 8 años no puede molestar a su hermana de 15 años.

Factores estresantes potenciales para niños de todas las edades

  • Conflicto con amigos, intimidación y presión de grupo
  • Cambio de escuela
  • Dificultades en la escuela (es decir, currículo, calificaciones, tareas, socialización)
  • Equilibrar las responsabilidades (es decir, de los padres
  • Decepcionar a sus padres
  • Divorcio o separación de los padres
  • Dificultades financieras dentro de la familia
  • Situación de vida insegura o precaria

Posibles factores de estrés para los niños

  • Nuevas experiencias y lugares
  • Estar fuera de casa
  • Actuar frente a otros (es decir, deportes, discursos, recitales)
  • Ser elegido el último para equipos deportivos
  • Peligros percibidos (es decir, secuestros, incendios, ladrones, desastres naturales, oscuridad)

Factores estresantes potenciales para preadolescentes y adolescentes

  • Pasar por la pubertad y los cambios corporales
  • Baja autoestima y pensamientos negativos sobre sí mismos
  • Miedo al futuro (es decir, ir a la universidad, conseguir un trabajo)
  • Ciberacoso
  • Relaciones románticas y citas
  • Presión para probar drogas y alcohol con amigos

Cómo ayudar a aliviar el estrés infantil

  1. Asegúrese de que su hijo se sienta seguro. Cuando se enfrentan a la separación de los padres, una situación de vida precaria o una enfermedad o muerte en la familia, los niños de todas las edades pueden comenzar a cuestionar su seguridad física y la capacidad de los adultos para cuidarlos. Durante estos casos, es importante asegurarle al niño que lo mantendrá seguro y amado, y luego tomar las medidas necesarias para asegurarse de que pueda cumplir sus promesas.
  2. Hable con su hijo. Comunícate de una manera abierta y solidaria. Pregúntele directamente a su hijo cómo se siente y escuche realmente sus respuestas. No importa lo que te digan, recuerda mantener la calma y evitar que se sientan juzgados o cohibidos. Además, no se altere si su hijo no puede o no quiere abrirse. Algunos niños necesitan más tiempo y aliento que otros.
    Los niños pequeños normalmente no tienen el vocabulario necesario para decir «Me siento estresado», por lo que usarán otras palabras como «asustado», «triste», «confundido» o «loco».»Mientras tanto, los preadolescentes y adolescentes pueden decir cosas desdeñosas sobre sí mismos como «No puedo hacer nada bien», «no le gusto a nadie» o «No tengo amigos».»Indíquele suavemente al niño que siga hablando y trate de identificar la fuerza impulsora detrás de estas declaraciones. Los chequeos emocionales también pueden ser divertidos y fáciles.
  3. Desarrollar métodos de afrontamiento saludables. A menudo, los niños no están equipados con las herramientas necesarias para reducir sus niveles de estrés. Enseñar técnicas de atención plena o ejercicios de respiración puede ser muy beneficioso para promover la relajación. Además, puede explicar cómo el ejercicio físico puede ayudar a combatir la sensación de estrés. También se recomienda promover un estilo de vida saludable con comidas equilibradas, tiempo al aire libre y límites en el uso de la pantalla, como televisión, teléfono celular y computadoras portátiles.
  4. Pasen tiempo de calidad juntos. Si su hijo está pasando por cambios estresantes en su vida, muéstrele que usted siempre será su pilar de apoyo. Trate de reducir su ansiedad planificando actividades divertidas juntos y ofreciendo regularmente elogios, abrazos y afecto para aumentar sus sentimientos de autoestima. Tener rutinas familiares, como cenas de lunes a viernes juntos o noches de cine de domingo, también puede aportar estabilidad y comodidad a la semana de un niño.
  5. Controle su propio estrés. Los niños a menudo siguen las señales emocionales de los adultos en sus vidas. Si has pasado por un momento estresante y sientes los efectos negativos del estrés, la ansiedad o la depresión, no olvides cuidarte. Los padres y cuidadores también deben priorizar su propia felicidad, para que puedan servir como presencias amorosas y atentas en la vida de sus hijos.

Finalmente, no presione a su hijo para que le diga de inmediato lo que está mal. Si se sienten asustados o ansiosos, pueden tardar más en confiar en ti. Recuerde ser siempre cariñoso y paciente, y permita que su hijo hable abiertamente cuando esté listo.
Con los niños más pequeños, es posible que realmente no sepan o entiendan por qué se sienten estresados. En estos casos, considere hablar con su maestro o mentor juvenil después de la escuela si no puede identificar un factor estresante en la vida familiar de su hijo.

Cuándo buscar ayuda profesional

A pesar de los mejores esfuerzos de los padres y seres queridos, es posible que algunos niños aún no puedan abrirse. Si su hijo o adolescente no revela la fuente de su estrés o si observa que sus síntomas empeoran, es hora de buscar ayuda profesional. No dude en ponerse en contacto con su médico de cabecera o con un terapeuta capacitado que se especialice en el tratamiento de niños y adolescentes. Un niño en crisis merece su ayuda y apoyo inmediatos para que pueda volver a disfrutar de su infancia al máximo.
Obtenga más información sobre recursos y líneas de ayuda para cuidar el bienestar de su hijo.

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