Pregunta
Muchos pacientes que reciben pegfilgrastim (Neulasta) para la neutropenia inducida por quimioterapia experimentan dolor óseo significativo. Los informes anecdóticos sugieren que los antihistamínicos no sedantes ofrecen alivio. ¿Hay alguna razón para ello?
Respuesta del Experto
Joanna M. Pangilinan, PharmD Farmacéutico, Centro Integral del Cáncer, Sistema de Salud de la Universidad de Michigan, Ann Arbor, Michigan |
Los medicamentos con factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF) filgrastim (Neupogen) y pegfilgrastim (Neulasta) se usan para disminuir el riesgo de infección asociado con neutropenia febril en pacientes que reciben quimioterapia mielosupresora. Sin embargo, el dolor óseo es un efecto adverso común de estos medicamentos, que ocurre en el 20% al 50% de los pacientes; la incidencia es similar para filgrastim y pegfilgrastim.
Aunque el dolor óseo asociado al G-CSF suele ser de leve a moderado, puede producirse dolor intenso. Los medicamentos para el dolor que se recetan comúnmente para el dolor óseo incluyen paracetamol, antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y narcóticos.
Los mecanismos exactos del dolor óseo aún no se han dilucidado, pero las posibles causas incluyen cambios en la presión de la médula ósea e inflamación. Se ha sugerido que la histamina es un mediador químico que causa dolor asociado con edema de médula ósea. Aunque el papel del G-CSF en la liberación de histamina no está claro, este concepto podría ser la base para el uso anecdótico de antihistamínicos para tratar el dolor óseo inducido por el G-CSF. Además, los antihistamínicos de segunda generación (por ejemplo, cetirizina y fexofenadina) pueden tener propiedades antiinflamatorias. Este hallazgo también puede contribuir al uso anecdótico de antihistamínicos para el dolor óseo asociado con G-CSF.
Hasta la fecha, ningún ensayo clínico conocido ha evaluado el uso de antihistamínicos para el tratamiento del dolor óseo asociado con G-CSF; incluso los informes de casos publicados que sugieren la utilidad de los antihistamínicos son escasos. Gudi y sus colegas describieron un caso en el que se administró astemizol (desde que se retiró del mercado estadounidense) para aliviar el dolor óseo asociado con G-CSF resistente al paracetamol. Además, Ogata y colegas describieron el uso de hidroxizina en 4 pacientes con dolor óseo asociado a G-CSF refractario a los AINE. Descubrieron que la hidroxizina no solo era efectiva, sino que también prevenía el dolor óseo con el siguiente ciclo de G-CSF.
A pesar de la falta de evidencia, algunos médicos recetan antihistamínicos para aliviar el dolor óseo asociado con G-CSF cuando los métodos convencionales de alivio del dolor proporcionan resultados insatisfactorios. Se necesitan ensayos clínicos para determinar el mecanismo, la seguridad y la eficacia de los antihistamínicos en la reducción del dolor óseo causado por el G-CSF antes de que se pueda recomendar esta práctica.