Las 3 capas de la piel: funciones, anatomía y características

La piel, con sus más de 2 metros cuadrados de extensión, es, de largo, el órgano más grande y pesado del cuerpo humano. Pero no solo es el más grande, sino que también es uno de los más importantes. Y es que la piel cumple con más funciones en nuestro organismo de las que creemos.

Con un espesor que varía desde los 0’5 milímetros hasta 1 centímetro, esta capa de células que recubre la práctica totalidad de nuestro organismo es imprescindible para regular la temperatura corporal, permite que dispongamos del sentido del tacto, nos protege del ataque de patógenos, evita que las sustancias químicas del medio nos dañen y, en definitiva, nos aísla del exterior pero permitiendo una comunicación con este.

La piel está formada por tres capas: epidermis, dermis e hipodermis. Cada una de ellas está formada por unas células distintas, tiene una estructura diferente y cumple con unas funciones muy concretas que le dan a la piel la integridad y actividad necesaria.

En el artículo de hoy haremos un repaso de estas tres capas que constituyen la piel, uno de los órganos más increíbles del cuerpo humano y todo un éxito evolutivo.

¿Qué capas forman la piel?

La piel se renueva por completo cada 4 u 8 semanas, lo que significa que en menos de dos meses, todas y cada una de las células de nuestra piel son totalmente nuevas. La piel, pues, es un órgano dinámico que constantemente está cambiando pero que es capaz de mantener su integridad.

A continuación veremos en qué capas se estructura la piel, empezando desde la más externa y terminando en la más interna.

Piel

Epidermis

La epidermis es la capa más externa de la piel. Es también la más fina, pues en la mayoría de regiones del cuerpo tiene un espesor de tan solo 0’1 milímetros, aunque puede llegar a ser de incluso 0’05 milímetros en la piel que rodea los ojos. En las plantas de los pies es donde es más gruesa, pudiendo llegar a tener un espesor de 5 milímetros.

Sea como sea, la epidermis es la capa más fina y externa de la piel. Las células que la conforman reciben el nombre de queratinocitos, unas células que se generan en la parte más inferior de la epidermis y que, mientras van madurando y sufriendo cambios, se van desplazando a la parte más superior, es decir, la que contacta con el medio externo.

Pero, ¿por qué van subiendo constantemente? Porque cuando llegan arriba y están en contacto con el exterior, se van dañando sin parar. Por ello, el cuerpo debe enviar sin descanso nuevas células hacia el exterior. Estos queratinocitos van viajando a través de la epidermis. Y cuando llegan arriba, lo sorprendente es que estas células ya están muertas.

De hecho, la capa más externa de la epidermis (y también la más importante) es, en esencia, un manto de queratinocitos muertos. Aunque depende de la región del cuerpo, la epidermis que nosotros vemos son unas 20 capas de células muertas que se van desprendiendo continuamente y llegando de nuevas. Esto es lo que explica que tradicionalmente se diga que el 70% del polvo de una casa es piel muerta.

Pero, ¿cómo es posible que estas células muertas se unan lo suficiente entre ellas y que la piel sea firme? Gracias a los lípidos epidérmicos, unas sustancias sintetizadas por las glándulas sebáceas que se unen con el agua (que se obtiene de las glándulas sudoríparas) para formar la película hidrolipídica, una especie de emulsión que mantiene la integridad de la piel.

Las funciones de la epidermis son las siguientes:

1. Impedir la entrada de patógenos

La epidermis, gracias a la firmeza de la que dispone, es la capa de la piel que impide la constante entrada de patógenos en nuestro organismo. En este sentido, es una capa de células muertas la que impide el ataque de bacterias, virus, hongos y parásitos.

2. Ser el hábitat de la microbiota de la piel

Nuestra piel es el hogar de miles de especies bacterianas distintas que, lejos de ser una amenaza, cumplen con muchas funciones beneficiosas en nuestro organismo, desde estimular el sistema inmune hasta mantener hidratada la piel, pasando por atacar a patógenos e incluso determinar nuestro «perfume».

  • Para saber más: «Las 5 funciones de la microbiota de la piel»

3. Regenerar la piel

Como hemos dicho, la piel está constantemente renovándose. Y esto es gracias a la increíble capacidad de la epidermis para regenerar sin descanso los queratinocitos que conforman la capa más externa.

  • Te recomendamos leer: «¿Cómo se regeneran las células humanas?»

4. Limitar la pérdida de agua

La película hidrolipídica es muy importante para mantener la piel hidratada y con un aspecto saludable. La epidermis es la capa de la piel que limita la pérdida de agua, garantizando así que luzca adecuadamente y pueda cumplir con sus funciones de protección.

5. Mantener la piel firme y flexible

Al mismo tiempo que la mantiene hidratada, la epidermis debe estar en un buen estado de salud para que la piel luzca firme y flexible. Cuando hay problemas en ella, la piel deja de verse saludable.

  • Te recomendamos leer: «Las 25 enfermedades dermatológicas más comunes»

6. Actuar como primera línea defensiva

Además de protegernos del ataque de patógenos, la epidermis también es la capa de la piel que primero absorbe los golpes, presiones e incluso impide que las quemaduras lleguen a regiones más internas y sensibles del cuerpo.

7. Proteger frente a sustancias químicas

La piel no solo nos protege del ataque de patógenos y de lesiones físicas, sino que también impide que las sustancias químicas del medio (sean abrasivas o no) comprometan nuestra salud.

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Dermis

La dermis es la capa intermedia de la piel. Es también la más gruesa y, pese a ser de consistencia firme, sigue siendo elástica. Tiene una capa superior que comunica con la epidermis y una inferior que se relaciona con la hipodermis.

La principal característica de la dermis es que no está formada por queratinocitos como la epidermis, sino que su componente mayoritario es el colágeno y la elastina, dos compuestos que le dan fuerza a la piel, así como flexibilidad y firmeza, permitiendo que la piel luzca sana y con un aspecto juvenil.

El colágeno y la elastina se juntan formando unas fibras (dando lugar a un tejido conectivo) que se impregnan de ácido hialurónico, otra sustancia que, en este caso, está involucrada en la captación del agua. De este modo, estos tres componentes permiten también que la piel, gracias a la retención del agua, mantenga su volumen.

A medida que se envejece, la síntesis de colágeno, elastina y ácido hialurónico se vuelve menos efectiva, lo que explica que la piel cada vez luzca menos joven. Del mismo modo, fumar y hacer excesos con el sol propician los problemas en su síntesis, por lo que las personas que cumplen con este perfil ven su piel envejecida más pronto de lo normal.

Las funciones de la dermis son las siguientes:

1. Amortiguar golpes

Toda la piel es importante para amortiguar golpes y presiones, pero la dermis, gracias a su elevado contenido en colágeno y elastina, es la más importante en este aspecto.

2. Impedir la formación de arrugas

El ácido hialurónico mantiene el agua en esta capa de la piel, lo que propicia el mantenimiento del volumen e impide que se formen arrugas. Con el paso del tiempo, la piel inevitablemente pierde firmeza y se forman arrugas ya que este compuesto no se sintetiza de forma tan efectiva.

3. Nutrir la epidermis

La epidermis, como hemos visto antes, es muy importante y constantemente está renovándose. El problema es que, para garantizar que forma una capa compacta, no llegan los vasos sanguíneos. Por ello, la dermis, que sí que dispone de irrigación sanguínea, se comunica con la epidermis y le envía todo el oxígeno y nutrientes necesarios, al mismo tiempo que recoge las sustancias de desecho para su posterior eliminación.

4. Contener las glándulas sebáceas

Como hemos visto antes, las glándulas sebáceas son las que sintetizan los lípidos epidérmicos tan necesarios para garantizar la correcta salud de la epidermis. En este sentido, la dermis es muy importante ya que es en ella donde se localizan estas glándulas, liberando después los lípidos a la capa más externa de la piel.

5. Contener las glándulas sudoríparas

Las glándulas sudoríparas son imprescindibles no solo para regular la temperatura mediante la sudoración, sino para dar lugar al componente acuoso que se unirá a los lípidos epidérmicos para conformar la película hidrolipídica de la epidermis que hemos comentado anteriormente.

6. Regular la temperatura

Una de las funciones más importantes de la piel es la de la regulación de la temperatura corporal. Y es precisamente la dermis la que tiene un papel más notorio a la hora de mantener estable la temperatura del cuerpo independientemente de la que haya en el exterior.

Cuando hace calor, se estimula la actividad de las glándulas sudoríparas de la dermis para así sudar y conseguir enfriar el cuerpo. Y cuando hace frío, el conjunto de vasos sanguíneos de la dermis se contrae, cosa que permite la conservación del calor corporal.

7. Permitir el sentido del tacto

Es en la dermis donde se encuentran las terminaciones nerviosas, un tipo de neuronas especializadas en captar variaciones en la presión para así transportar esta información al cerebro, que procesará el mensaje para dar lugar a la experimentación del sentido del tacto, así como el dolor y la percepción de la temperatura.

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Hipodermis

La hipodermis, también conocida como subcutis, es la capa más interna de la piel. No está formada tampoco por queratinocitos como la epidermis ni por tejido conectivo como la dermis, sino por adipocitos, unas células que, con una composición del 95% de lípidos, conforman los tejidos grasos de nuestro cuerpo. En este sentido, la hipodermis es prácticamente todo grasa.

Y decimos prácticamente porque también hay abundantes vasos sanguíneos, así como unas fibras de colágeno especiales que, aunque sean distintas a las de la dermis, mantienen unidos los adipocitos entre sí.

La hipodermis no cumple con tantas funciones como la epidermis ni mucho menos como la dermis, pero sigue siendo muy importante, especialmente a nivel estructural. Veamos las funciones que desempeña la capa más interna de la piel.

1. Aislar el cuerpo

Esta capa de grasa que constituye la hipodermis es muy efectiva a la hora de aislar el cuerpo tanto del frío como del calor. En este sentido, la hipodermis es nuestro «abrigo» natural, pues hace que seamos más resistentes a las temperaturas demasiado frías. La grasa funciona como aislante.

2. Amortiguar golpes

Gracias tanto al tejido graso en sí como a las fibras de colágeno, la hipodermis sigue siendo una capa resistente que amortigua los golpes de una forma muy efectivas.

3. Servir como almacén de energía

Una de las principales funciones de la hipodermis es la de funcionar como almacén de energía. Y es que estos adipocitos, en caso de que sea necesario, pueden servir como fuente de grasas y, por lo tanto, de energía. A través de los vasos sanguíneos de la hipodermis, estos nutrientes viajan hasta el órgano o tejido que los necesita.

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