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Resumen ejecutivo
2020 será para siempre el año del coronavirus, un evento cataclísmico en cámara lenta que ha perturbado la vida de las personas y ha diseminado una sensación de incertidumbre y vulnerabilidad comparable solo a los tiempos de guerra.
Célia Belin
Compañera visitante de Política Exterior, Centro sobre Estados Unidos y Europa
Giovanna De Maio
Fellow de Política Exterior No Residente, Centro sobre Estados Unidos y Europa
Presionado por el rápido ritmo de si bien temían un impacto económico enormemente perturbador, los líderes políticos de todo el mundo se enfrentaron al desafío de actuar rápidamente en una niebla de incertidumbre científica, lo que los llevó a imponer (o no imponer) medidas de bloqueo que limitaban la libertad personal y la participación democrática.
El modelo democrático ha estado bajo tensión durante mucho tiempo, con el aumento de movimientos populistas y nacionalistas locales, y amenazas geopolíticas externas de actores autoritarios resistentes. Pero la COVID-19 creó un nuevo tipo de prueba de estrés, poniendo en tela de juicio la globalización, la toma de decisiones democráticas, la fiabilidad de la ciencia y la información, y en última instancia, la capacidad del modelo democrático para hacer frente a eventos devastadores.
En este sentido, este documento argumenta que hay cinco desafíos principales para las democracias después del coronavirus: proteger la seguridad e integridad de las elecciones, encontrar el lugar adecuado para la experiencia, lidiar con el populismo y el nacionalismo resurgentes, contrarrestar la desinformación local y extranjera, y defender el modelo democrático. Después de delinear estos desafíos, ofrece recomendaciones de políticas para la resiliencia democrática en la década de 2020.