La cacofonía es un fenómeno caracterizado por la percepción desagradable de sonidos, que resultan al emplear sílabas semejantes seguidas o bien repetidas en una misma frase.
Por lo general la cacofonía es producto de una mala o descuidada redacción, aunque en ocasiones es considerada un recurso literario.
Formas comunes de cacofonía
Durante la redacción es posible que se empleen palabras que resulten inarmónicas desde el punto de vista acústico, lo cual obedece a una serie de errores frecuentes.
La forma más común de cacofonía ocurre al emplear palabras con terminaciones similares como es el caso de algunos adverbios o diminutivos. También es habitual al narrar hechos usando verbos en una misma forma temporal de forma continuada o cuando se emplean palabras con prefijos similares.
Otro hecho que lleva a que se produzca cacofonía es la repetición de una misma vocal cuando esta se encuentra al final de una palabra y al comienzo de la siguiente, como ocurre por ejemplo en los siguientes casos: «una avería», «la alerta», «mucha agua».
La cacofonía como recurso literario
La cacofonía puede ser empleada para expresar el desconocimiento o la carencia del lenguaje refiriéndose a otro, o bien con un carácter despectivo. Grandes escritores como Miguel de Cervantes han usado este recurso en sus obras.
Otro uso de la cacofonía se da en la redacción de textos lúdicos como los trabalenguas, en los que la pronunciación en voz alta resulta difícil siendo común cometer errores o cambiar las palabras, como es el caso del famoso cuento de los tres tristes tigres que comían trigo en un trigal.
Como corregir la presencia de cacofonía en los textos
La mejor forma de evidenciar la presencia de cacofonía es llevar a cabo la lectura del texto a analizar en voz alta, en busca de sonidos disarmónicos, repeticiones o grupos de palabras difíciles de pronunciar por su semejanza.
Una vez identificadas las palabras que entran en conflicto se debe sustituir alguna de ellas por un sinónimo, cambiar su orden en la frase, pasar a singular o plural, modificar el tiempo verbal o incluso redactar la idea de nuevo.
El idioma castellano tiene una serie de normas gramaticales que buscan dar solución al problema de la cacofonía. Tal es el caso del uso de un artículo indeterminado masculino antes de una palabra que comience por la letra a, aunque esta sea femenina, ejemplos de esta situación son: «el agua, en vez de la agua», «el asa, en vez de la asa».
En el caso de los adverbios que terminan en mente la regla gramatical expresa que sólo el último debe llevar esta terminación, mientras que los anteriores deben sustituirse por la forma femenina o masculina del adjetivo. Un ejemplo de esto sería: «claramente y llanamente» que debe ser cambiado a «clara y llamamente».
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