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Antecedentes
El consumo excesivo de alcohol causa enfermedad hepática alcohólica y puede conducir a una serie de otras enfermedades concomitantes. El alcohol puede dañar la función de los órganos del cuerpo y puede causar cáncer. El daño hepático debido al consumo excesivo de alcohol se presenta generalmente como hígado graso (acumulación de grasas en el hígado), esteatohepatitis (inflamación del hígado con acumulación simultánea de grasa en el hígado), fibrosis (degeneración fibrosa), cirrosis alcohólica (cicatrización del hígado) y carcinoma hepatocelular (el tipo más común de cáncer de hígado). Cuando la fibrosis hepática progresa, se produce cirrosis alcohólica.

La abstinencia de alcohol puede ayudar a las personas con enfermedad alcohólica a mejorar su salud en cualquier etapa de su enfermedad; sin embargo, cuanto más avanzado es el estadio, mayor es el riesgo de complicaciones, comorbilidades (presencia de otras enfermedades) y mortalidad (muerte), y menor es el efecto de la abstinencia. La abstinencia de alcohol un mes después del diagnóstico de cirrosis temprana mejorará la probabilidad de una esperanza de vida de siete años en 1,6 veces. El trasplante de hígado (reemplazo de un hígado enfermo) es el único método radical que puede cambiar el pronóstico de una persona con enfermedad hepática alcohólica; sin embargo, además de las dificultades para encontrar un órgano adecuado para el trasplante de hígado, hay muchos otros factores que pueden influir en la supervivencia de una persona después del trasplante.

El ultrasonido es un método económico que se ha utilizado durante años en la práctica clínica para diagnosticar la cirrosis alcohólica. Los parámetros de ultrasonido para evaluar la cirrosis en personas con enfermedad hepática alcohólica abarcan, entre otras cosas, el tamaño del hígado, la rugosidad del borde hepático, la rugosidad del parénquima hepático (parte del hígado que filtra la sangre para eliminar toxinas), la nodularidad (irregularidad) de la superficie hepática, el tamaño de los ganglios linfáticos (glándulas pequeñas que filtran la linfa) alrededor de la arteria hepática (que suministra sangre oxigenada al hígado), la irregularidad y estrechez de la vena cava inferior (que transporta la sangre desde la parte inferior del cuerpo hasta el corazón), la velocidad de la vena porta y el tamaño del bazo.

El diagnóstico de cirrosis por ultrasonido, especialmente en personas que no tienen síntomas, puede tener sus ventajas para el pronóstico, la motivación y el tratamiento de estas personas para disminuir su consumo de alcohol o volverse abstinentes.

El diagnóstico oportuno de la cirrosis alcohólica en personas con enfermedad hepática alcohólica es importante para evaluar el pronóstico o elegir estrategias de tratamiento.

Aim
El objetivo principal de la revisión fue determinar la precisión diagnóstica de la ecografía para detectar la presencia o ausencia de cirrosis en personas con enfermedad hepática alcohólica en comparación con la biopsia hepática (en la que se inserta una aguja pequeña en el hígado para recoger una muestra, que luego se examina en un laboratorio) como estándar de referencia (es decir, la mejor prueba disponible). El objetivo secundario de la revisión fue determinar la precisión diagnóstica de cualquiera de las pruebas de ultrasonido, el modo B (una pantalla de imagen de ultrasonido bidimensional compuesta por puntos brillantes que representan los ecos de ultrasonido) o el ultrasonido Doppler de eco-color (una imagen de ultrasonido de color que muestra el flujo sanguíneo a través del hígado), que se utiliza de forma individual o combinada, o más signos de ultrasonido, o una combinación de estos, para detectar cirrosis hepática en personas con enfermedad hepática alcohólica en comparación con la biopsia hepática como estándar de referencia.

Métodos
Se buscó en la literatura médica para recuperar estudios para la revisión hasta el 8 de enero de 2015.

Resultados
Se identificaron dos estudios, uno de 1985, realizado en Francia, y otro de 2013, realizado en Corea del Sur. No pudimos analizar los datos, ya que los dos estudios con 205 participantes en total eran muy diferentes y compartían solo unos pocos signos y síntomas clínicos para la evaluación de la cirrosis. Se consideró que los estudios tenían un alto riesgo de sesgo (la calidad de la evidencia fue baja).

Financiación
Uno de los dos estudios fue patrocinado por una subvención del Ministerio de Salud y Bienestar de la República de Corea.

Conclusiones
Los autores de la revisión no pueden recomendar el uso de la ecografía como herramienta diagnóstica para la cirrosis hepática en personas con enfermedad hepática alcohólica, ya que los datos obtenidos del estudio fueron insuficientes para el análisis. Se necesitan estudios prospectivos de diagnóstico por ultrasonido con un gran número de personas y signos y características similares en las imágenes por ultrasonido para establecer qué tan buena es la prueba para detectar cirrosis en personas con enfermedad hepática alcohólica.

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