El citomegalovirus, o CMV, es la causa infecciosa más común de defectos de nacimiento en los Estados Unidos. Aproximadamente 1 de cada 200 bebés nace con CMV congénito.
Uno de cada 5 bebés con CMV congénito tendrá síntomas o problemas de salud a largo plazo, como pérdida de audición. La pérdida de audición puede progresar de leve a grave durante los primeros dos años de vida, que es un período crítico para el aprendizaje de idiomas. Con el tiempo, la pérdida de audición puede afectar la capacidad de su hijo para desarrollar habilidades de comunicación, lenguaje y sociales.
Algunos bebés con signos de CMV congénito al nacer pueden beneficiarse de los medicamentos.
Los bebés que muestran signos de enfermedad congénita por CMV se pueden tratar con medicamentos llamados antivirales. Los antivirales pueden disminuir la gravedad de la pérdida auditiva. Los bebés que reciben tratamiento con antivirales deben ser vigilados de cerca por su médico debido a los posibles efectos secundarios.
La pérdida de audición puede estar presente al nacer o desarrollarse más tarde.
Los bebés con CMV congénito pueden tener pérdida de audición en un oído y más tarde pueden desarrollar pérdida de audición en el otro oído. La progresión puede ocurrir a través de la adolescencia.
Los niños con pérdida auditiva pueden beneficiarse de los servicios.
Los niños diagnosticados con pérdida de audición deben recibir servicios como terapia del habla o terapia ocupacional. Estos servicios ayudan a garantizar que desarrollen importantes habilidades de comunicación, lenguaje y sociales. Los niños con pérdida auditiva también pueden aprender otras formas de comunicarse, como usar el lenguaje de señas, y usar dispositivos como audífonos e implantes cocleares. Cuanto antes comiencen a recibir servicios los niños con pérdida auditiva, más probabilidades tendrán de alcanzar su máximo potencial.