La Chlamydia trachomatis es la bacteria que con mayor frecuencia produce infecciones de transmisión sexual. Como la mayoría de las personas que tienen esta bacteria en su tracto genital ésta no produce síntomas, se convierten en reservorio de la bacteria, infectando a aquellas personas con las que tengan relaciones sexuales no protegidas.
En los bebés que nacen de mujeres con infección por clamidia puede haber conjuntivitis y neumonía. Además, algunos serotipos esta bacteria producen el tracoma, una infección ocular grave que puede producir ceguera.
Esta bacteria es una pequeña bacteria de tipo gram-negativo que necesita vivir dentro de las células de las personas. Se transmite por vía sexual, con un período de incubación desde el contacto sexual hasta que se produce la infección de 1 a 3 semanas. La transmisión de hombre a mujer es igual de probable que de mujer a hombre en las relaciones con penetración vaginal o anal. También se transmite por el sexo oral, y en las relaciones entre hombres en la penetración anal por su presencia en el tejido del recto. También se pueden producir conjuntivitis (no relacionada con el tracoma) sobre todo con el sexo oral desprotegido.
Se estima que en el mundo hay unos 100 millones de casos de clamidiasis al año, con unas cifras en aumento progresivo. Es frecuente que se asocien a otras enfermedades de transmisión sexual como infección por Mycoplasma, gonorrea y tricomoniasis, además de herpes, papilomavirus humano o sífilis. Además su presencia aumenta por tres el riesgo de infección por el VIH.
Factores de riesgo de la clamidia
Los factores de riesgo que se asocian a una mayor probabilidad de sufrir clamidia son:
- La juventud: la clamidiasis es más frecuente en los menores de 25 años. Se piensa que puede haber un descenso en la frecuencia con la edad por una inmunidad parcial tras exposiciones repetidas o bien por cambios en el comportamiento sexual.
- Tener una nueva pareja sexual o varias parejas sexuales en los tres meses previos.
- Historial previo de infección por Clamidia.
- Utilización irregular de condones.
- Antecedentes de otras enfermedades de transmisión sexual.
- Pertenencia a un grupo socioeconómico desfavorecido.