Las calcificaciones mamarias son depósitos de calcio que se forman en el tejido mamario. Estas no se palpan, ni provocan ningún tipo de molestia. Lo habitual es que se encuentren de forma casual, durante un examen rutinario. En casi todos los casos son benignas, pero es conveniente hacerles seguimiento.
Se estima que el 50 % de los casos de cáncer de mama están asociados con calcificaciones mamarias. Pero ojo, eso no significa que el 50 % de las calcificaciones mamarias sean una señal de cáncer. Los expertos indican que en la mayoría de los casos no tienen que ver con esta enfermedad.
Sin embargo, en tanto las calcificaciones mamarias eventualmente sugieren la presencia de un cáncer, es muy importante hacerse una mamografía periódicamente, para detectarlas y hacerles la evaluación y el control correspondientes.
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¿Qué son las calcificaciones mamarias?
Como indica la literatura científica, las calcificaciones mamarias son pequeños depósitos de calcio que se ubican en una o ambas mamas. Constituyen uno de los hallazgos radiológicos más frecuentes. En la mamografía se ven como pequeñas manchas o puntos blancos. Es muy habitual que se encuentren en mujeres mayores de 50 años.
Las calcificaciones mamarias son objeto de diferentes clasificaciones. Desde el punto de vista de su distribución en el tejido mamario se dividen en:
- Difusas. Si se distribuyen por toda la mama, de forma aleatoria.
- Regionales. Cuando se concentran en un área no mayor a los 2 centímetros.
- Agrupadas. Si hay más de cinco en un área que no supera 1 centímetros.
- Lineales. Si están alineadas, generalmente siguiendo el curso de algún conducto.
- Segmentarias. Cuando los depósitos de calcio están en un ducto o en sus ramas. Son altamente sugestivas de cáncer.
Según el nivel de riesgo que presentan, las calcificaciones mamarias se clasifican en: típicamente benignas, indeterminadas y altamente sospechosas de malignidad. Para determinar a qué grupo pertenecen se examina su número, distribución y anomalías asociadas.
¿Producen síntomas?
Como ya se anotó antes, las calcificaciones mamarias no producen ningún síntoma. De hecho, ni siquiera son detectables al tacto. Se requiere de una mamografía para establecer su presencia. Durante el examen se puede determinar la existencia de dos tipos de calcificaciones mamarias:
- Macrocalcificaciones. Se ven como grandes manchas o líneas blancas en la mamografía. Rara vez corresponden a un estado precanceroso o de cáncer. Generalmente solo se les hace un seguimiento mínimo.
- Microcalcificaciones. Aparecen como partículas blancas, muy finas, similares a un grano de sal. Por lo general no son cancerosas, pero si presentan algunos patrones específicos deben examinarse con mayor cuidado.
Lo usual es que si las calcificaciones mamarias son sospechosas se realice una segunda mamografía con vistas aumentadas, para descartar o ratificar las sospechas. En este último caso, lo más común es que se ordene una biopsia. En cualquier caso, la mamografía deberá repetirse periódicamente.
¿Cuáles son sus causas?
Lo primero que se debe aclarar es que las calcificaciones mamarias no se producen por el consumo de calcio. Estas surgen en razón a los diferentes cambios que se producen con el paso de una etapa evolutiva a la otra, en las glándulas mamarias. Por eso las composiciones de las mismas cambian en las distintas edades.
En la mayoría de los casos, estas calcificaciones son consecuencia de trastornos no cancerígenos, como quistes mamarios, secreciones o residuos celulares, cirugía previa en el pecho o lesión y calcificación de la piel o de los vasos sanguíneos.
Solo en una minoría de los casos corresponde a problemas graves como cáncer de mama, carcinoma ductal in situ o fibroadenoma. Es importante anotar que para obtener unos resultados confiables en la mamografía se debe evitar el uso de cremas, desodorantes o talcos para la piel el día del examen. Estas sustancias pueden prestarse a equívocos.
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¿Cómo se tratan las calcificaciones mamarias?
Las calcificaciones mamarias no son una enfermedad ni un trastorno en sí mismas, por lo cual no exigen un tratamiento como tal. Las medidas a tomar dependen del grado de sospecha de cáncer. Si se consideran medianamente sospechosas, se hará un control cada 6 meses.
Si la sospecha es más alta, se llevará a cabo una biopsia. Es de anotar que el 80 % de las biopsias realizadas por microcalcificaciones dan un resultado negativo. Solo en el 20 % de los casos indican la presencia de cáncer. En esos casos, rara vez indican invasión en los tejidos.
Las calcificaciones mamarias son más sospechosas cuando son muy pequeñas, tienen formas disímiles, están agrupadas, se muestran distribuidas en segmentos y van variando con el tiempo.