El profesor Bentires-Alj y su equipo trabajaron con un modelo de ratón de cáncer de mama. Comenzaron estudiando cuán diferentes eran los tumores originales de los tumores metastásicos mediante la evaluación de la actividad génica específica.
Los investigadores señalan que en los tumores metastásicos, un tipo de receptor llamado «receptores glucocorticoides» era muy activo. Estos receptores se unen a las hormonas del estrés, incluido el cortisol.
Además, el equipo encontró que los ratones con metástasis tenían niveles más altos de cortisol y otra hormona del estrés, corticosterona, que los roedores en los que el cáncer aún no se había diseminado.
Los investigadores también observaron que cuando estas hormonas del estrés están muy presentes, activan los receptores glucocorticoides. Esto, explican, desencadena la propagación de las células cancerosas y apoya su diversificación.
Además, el Prof. Bentires-Alj y sus colegas vieron que los receptores glucocorticoides también interactúan con derivados sintéticos del cortisol, por ejemplo, dexametasona, que los médicos usan como antiinflamatorios para abordar algunos de los efectos secundarios de la quimioterapia.
Esta interacción, sin embargo, parece interferir con algunos agentes quimioterapéuticos, neutralizando sus efectos. Esto es lo que sucede con el fármaco de quimioterapia paclitaxel, por ejemplo; se vuelve menos efectivo en presencia de dexametasona.
En base a estos resultados, los científicos aconsejan a los médicos que tengan precaución al recetar hormonas glucocorticoides para el tratamiento del cáncer de mama, en caso de que terminen haciendo más daño que bien.
El profesor Bentires-Alj y su equipo también explican que, de la misma manera, la inhibición de los receptores glucocorticoides podría ser un nuevo enfoque útil en el tratamiento del cáncer de mama. «La heterogeneidad tumoral es un grave obstáculo para la terapia», explica el profesor Bentires-Alj.
«Estos hallazgos destacan la importancia del manejo del estrés en pacientes, y especialmente en aquellos con cáncer de mama triple negativo. Se ha demostrado que el ejercicio moderado y las técnicas de relajación se correlacionan con una mejor calidad de vida y una mayor supervivencia en los pacientes.»
Prof. Mohamed Bentires-Alj