Situado en una ubicación única en medio del Parque Millennium, enmarcado por el Lago Michigan en un sitio y la Avenida Michigan en el otro, el pabellón UNStudio se relaciona con diversos contextos, programas y escalas de ciudades. Programáticamente, el pabellón invita a las personas a reunirse, caminar y recorrer, explorar y observar. El pabellón UNStudio es escultórico, muy accesible y actúa como activador urbano.
Basado en la especificidad del sitio, el diseño del pabellón desarrolla una relación elaborada con la forma existente de una geometría rígida, pero también introduce un espacio flotante y multidireccional. Se orienta a la textura de la ciudad, a los flujos de visitantes que exploran el Parque del Milenio y, lo que es más importante, presenta diversas vistas hacia el parque y los alrededores de la ciudad. El pabellón está abierto hacia sus lados entre dos planos horizontales iniciales de un podio y un techo.
El diseño del pabellón de UNStudio utiliza inicialmente la configuración ortogonal de la cuadrícula de la ciudad y el parque. Los bordes del pabellón siguen la configuración severa de la geometría de la ciudad y el parque circundante. El Plan de Burnham hace cien años introdujo esa cuadrícula genérica como generador principal de la textura de la ciudad, pero también introdujo un dispositivo para leer la especificidad y la variación en la forma de los bulevares diagonales que crean vistas específicas en toda la ciudad.
El pabellón UNStudio funciona de manera similar, pero utiliza todo el espectro de 360 grados. En lugar de la estratificación tectónica de la ciudad de Burnham, el pabellón introduce en una forma flotante y continua un gradiente entre sus ingredientes de piso, pared y techo. La jerarquía de ser horizontal o vertical se convierte en una comprensión de un espacio de continua transformación y fluidez. El panorama inicialmente horizontal en la parte superior del podio del pabellón se desplaza suavemente en diagonal hacia las tres aberturas del techo, enmarcando las vistas verticales del horizonte de la ciudad. La ambivalencia de la direccionalidad y la introducción de un flujo continuo de la estructura permiten abrir espacios, direcciones y, lo que es más importante, las vistas más diversas para enmarcar y leer el contexto de la ciudad.